Un gran artista del Magdalena "José Benito Barros Palomino"
- Click Tv Sm
- 29 oct 2020
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José Barros, compositor de La piragua, Navidad negra, El pescador, Momposina, Las pilanderas, El gallo tuerto, El guere guere, La llorona loca, Carnaval, etc.
José Benito Barros Palomino nació el 21 de marzo de 1915 en El Banco, Magdalena. Sus padres fueron José María Barros Traviseido de nacionalidad mexicana y ascendencia brasileña y portuguesa, y su madre Eustacia Palomino. Su padre murió cuando José apenas había cumplido los tres años de edad; esto hizo que su hogar estuviese marcado por una economía muy limitada.
En el libro Diez Juglares en su patio, escrito por Alberto Salcedo Ramos, se afirma que ya a los diez años, José Barros, su hermano y un grupo de amigos, se encontraban organizados para tocar en parrandas y cobraban 20 centavos por intervención en tiple y guitarra.
Entrado diciembre, en la región de El Banco se realizaban cumbiones, en los cuales “Benito”, como era llamado por sus amigos más cercanos, hacía parte con sus colegas de estos tradicionales encuentros, acompañando a grupos de tambora colombiana y de chandé. En estas ocasiones, también se retomaban las danzas rituales de los indígenas de la región.
Cómo el mismo José Barros veía su propia formación musical:
"La verdad es que yo me hice compositor mamando gallo (bromeando), lo único que me interesaba era gozar yo solo, cuando creaba una canción. Después, la mandaba a la porra. Se me olvidaba. Mis primeras canciones surgieron cuando tenía doce años, pero yo ya no las recuerdo, sé que una se llama Corazón sangrante y la otra Nena."
En su infancia, José Barros también fue acólito; se dice que era muy flojo para el estudio y que las únicas tareas que hacía eran las de gramática; en la clase de aritmética se la pasaba leyendo a Amado Nervo. Al parecer le importaba más aprender la estructura de los versos que los demás quehaceres escolares, motivo por el cual dejó la escuela en quinto de primaria.
Entrada su adolescencia, Benito era motivo de preocupación de sus hermanos mayores, debido a que este se mostraba indiferente al trabajo. Oscar Barros su hermano mayor, preocupado por esta situación, financió a su hermano para que este iniciara un negocio; hizo que un hotel de la región le comprara gallinas además de otros bienes, creyendo que, como José no quería estudiar ni trabajar, tal vez podría ser un gran negociante. Pero con la llegada de su primera novia, todo su capital fue derrochado y su negocio quedó atrás.
El no poder encontrar su propio lugar en El Banco hizo que José se aventurara a partir lejos de su pueblo natal; ese día, sus hermanos mayores lo buscaban con afán. Sin embargo él nunca pensó en comunicarse con su familia. Por esta razón algunos años después de su partida, cuando en El Banco se referían a él, lo llamaban “el difunto” hecho que producía gran dolor a su madre; su primer destino fue Santa Marta, y allí nació su deseo de viajar a Argentina, el cual no pudo cumplir, debido a que no poseía libreta militar motivo por el cual se enlistó en el ejército.
Aun viviendo en un régimen disciplinario, Benito se las arreglaba para aprender a tocar guitarra con un nuevo amigo: el soldado Jaime Gutiérrez; quien en las noches el silencio del cuartel fue su compañero cuando escribía letras de boleros. Por ese entonces el vallenato era un ritmo proscrito y el bolero era el ritmo en furor. Por este motivo esta etapa de su producción se dedicó casi por completo a este ritmo.
De su carrera militar sobresale que alcanzó el grado de sargento segundo y durante su estancia de servicio se llevó a cabo la guerra con el Perú. Barros no fue al frente de batalla debido a que cuando ya estaba listo para viajar, un amigo y coterráneo suyo fue muerto en el Amazonas, hecho que lo hizo retractarse de ir al combate. Al salir del cuartel, solo se llevó la guitarra de su amigo, el soldado Gutiérrez, el cual se la dejó como recuerdo.
Su aventura apenas comenzaba, la siguiente parada fue Barrancabermeja, desde su llegada conoció a músicos de la región e hizo su primer grupo musical. Seguidamente, tomó la decisión de viajar a Segovia, atraído por la llamada fiebre del oro, lugar que llamaba a todos los aventureros en busca de fortuna procedentes de muchas partes del país. Benito también acudió a este llamado; fue en estas minas donde compuso una canción con esta melancólica letra: “Qué será lo que busca el minero/ en la oscuridad de la mina/ la muerte rápida o lenta/ o su esperanza perdida/ acaso solo busca ilusiones y solo encuentra quimeras… ” .
Luego su espíritu aventurero lo llevó a Medellín. En esta ciudad tuvo que soportar varias penurias, de las cuales surgen relatos como el que narra que para poder sobrellevar el hambre, tuvo que robar una papa en la calle: “para que no me sorprendieran, me la eché al bolsillo del saco comprado de segunda mano, con tan mala suerte que el bolsillo estaba roto y la papa cayó al suelo”. De este penoso capítulo de su vida surgieron canciones como: Mala suerte, Cantinero sirva tanda, El suicida, entre otras, esta vez en ritmo de tango. Barros había escuchado a Carlos Gardel a cuyo sepelio asistió y cuya música fue de gran influencia para él. Los tangos fueron las piezas que lo hicieron sonar en la radio.
En 1942 regresó a su natal El Banco, lugar en donde se le daba por muerto, razón por la cual su madre prohibió que se hablase de él. Ella aun guardaba la esperanza de su regreso, habitualmente sacaba la ropa de su hijo de un escaparate, la lavaba y la planchaba. Ese día, se formó una parranda por su regreso que se terminó hasta el amanecer. En su viaje a Cali creó una canción a su madre: Dos claveles.
Su alma aventurera estaba intacta y por esto comenzó una gira por el continente americano Argentina, Chile, Brasil, Ecuador y Perú fueron los lugares donde escuchó, vio trabajar músicos. Fue en Perú donde grabó su primer disco, Cantinero sirva tanda en 1944. Fue hasta 1946 que Don Jack Glottman le brindó la oportunidad de recibir sus primeras regalías por sus primeros dos tangos grabados fueron dos mil dólares.
Luego de su gira suramericana, José Barros regresó a Colombia durante un periodo muy corto y luego continuó con su viaje a México, país en donde más tarde algunas de sus canciones llegaron a hacer parte de películas como Novia a la medida y Del can can al mambo. De México fue deportado hacia Colombia pues era indocumentado. Esta vez su destino fue Bogotá donde se encontró con músicos de la talla de Lucho Bermúdez y Pacho Galán. Oquendo cita a Verushka Barros (hija de José Barros) en este sentido: a mi papá le daba muy duro, porque ellos eran personas estudiadas y él, empírico. Aprendió de viejo a escribir música, por necesidad, porque aunque ellos eran amigos y le ayudaban a escribir la música, también eran competidores.
De Bogotá se traslada a Cartagena, por contrato con Antonio Fuentes dueño de discos Fuentes y así comienza un nuevo capítulo con Los Trovadores de Barú.
Los Trovadores de Barú comenzaron como una estrategia meramente empresarial. Toño Fuentes pensó que una orquesta era menos rentable que un conjunto sobre todo para presentaciones y giras. Fue así como desapareció la orquesta Emisoras Fuentes y se creó en su lugar a los Trovadores de Barú. Este grupo con el aporte de José Barros, se hizo muy polifacético. Con estos grabó canciones como Carnaval, Dos claveles, Amor y llanto, Eres tú y Mala mujer; también el maestro Barros encuentra una nueva faceta musical, la tropical, y así surgieron Ta tanga chata, Juanita Maicera, El chupaflor entre otros. Los Trovadores de Barú tuvieron éxito, hicieron algunas presentaciones y apariciones radiales en Venezuela, centrándose en Caracas y Maracaibo, también fueron a Panamá.
Dentro de la polifuncionalidad de este grupo vemos como interpretaron pasillos y bambucos, también grabaron con Bovea y sus Vallenatos, y Alberto Fernández. Fueron contratados para grabar en diferentes formatos con duetos y tríos y acompañaban a diversos solistas, entre ellos a Guillermo Buitrago con su Víspera de año nuevo y también Ron de Vinola, estos siendo récord en ventas y con Tito Cortés. También grabaron otros éxitos como El clavelito Rojo de José Barros además de sus más afamados boleros, entre ellos Carnaval, del cual se han hecho diversas y bien logradas versiones internacionales.
Entrevista con el maestro José Barros nos muestra lo que pensaba sobre la cumbia:
“Esa pregunta me la hago yo mismo, todos los días, y la verdad es que si, con palabras, no sé qué diablos es la cumbia. Yo siento la cumbia, vivo a través de ella. Me da fuerzas cuando estoy vencido y a veces hace que se me olvide que tengo hambre o sed”.
Luego se fue a Barranquilla, donde intentó crear su propio sello discográfico “Jobar”. De regreso en Bogotá, José se reunía con sus amigos compositores y en donde según él mismo decía comenzaba a componer La Piragua, justo en ese momento, cuando su fama alcanzaba a todas las esferas de la sociedad colombiana decidió regresar a su natal El Banco en donde dedicó sus esfuerzos a crear el Festival Nacional de la Cumbia. Su vida de regreso en El Banco era escribir, silbar, escribir y luego se iba a visitar a sus amigos y amigas y así transcurrió hasta el final de sus días. Tomado de Wikipedia.
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