La ausente autoridad moral y profesional de Julián Quintana

Por Alejandro Arias

1. El señor Julián Quintana quien hoy pretende posar de catón de la moralidad pública no puede desconocer que no es precisamente él un ejemplo de moral y ética profesional y mucho menos del ejercicio profesional del derecho. Al que traicionó cuándo fue director del CTI quién por ser un mal funcionario y violar los códigos de ética judicial fue sancionado en primera y segunda instancia por la Procuraduría General de la Nación.

2. En su condición de abogado de víctimas dentro del proceso que se adelanta por los hechos de la Universidad del Magdalena resulta vergonzoso qué quién hace manifestaciones públicas en tal condición evidencie que ni siquiera se ha leído el expediente. No de otra forma sería comprensible que este abogado esté solicitando interrogar testigos muertos, pretenda vincular a exjefes paramilitares que ya fueron condenados por los mismos hechos en jurisdicciones especiales e incluso siga alardeando mediáticamente medidas restrictivas de movilidas en contra del hoy Gobernadoe del Magdalena, Carlos Caicedo, cuando ha sido público estas fueron revocadas por una instancia superior.

3. Es lamentable que este triste representante de lo que un funcionario público jamás debe ser aún cuente con tribuna mediática para seguir incurriendo en las mismas deleznables acciones por la que fue sancionado por la Procuraduría General de la Nación y que comportan la indiscutible violación de principios del derecho como la presunción de inocencia.